sábado, 25 de febrero de 2012

Esther y asl alas sanadoras


Ya habían pasado doce años, con dolor lo recordaba, día tras día, de dolor y soledad de tristeza y quebranto, de esperanzas vanas por  recuperar su salud, que terminan rotas. Puedo ver su rostro marchito por el sufrimiento, su cuerpo ha pagado el precio de la larga enfermedad padecida.
Su nombre, no, no quiero decirlo, pero por hoy será Esther. Su esposo marcho hace tiempo, cansado de su situación, no es que no la amara no, simplemente que doce años es mucho tiempo, el no soporto, su amor, su paciencia resultaron insuficientes para la dura prueba, la presión de sus familias, la opinión de la gente, en fin, el resultado… Si Ester fue repudiado por su marido, se divorcio de ella y se marcho… no sabe nada de él. Si no has tenido el apoyo de tu pareja, si te ha fallado, si has sentido la ira el enojo la frustración o la vergüenza, el sentirte despreciado abandonado por quien te prometió amor, deberías hablar con Esther.
Hijos, no tiene, y como te pregunto ¿con esa enfermedad que padece, sus años fértiles se marchan veloces, eso le trae más tristeza, cuando mira las demás mujeres disfrutar con sus hijos de sus travesuras, de sus risas, de sus llantos, no Ester no sabe lo que es amamantar con amor, ni el calor de unas manita  en sus rostro, no ha escuchado nunca esa palabra tan bella: mama.
Sus amigas, ummm, se marcharon todas, al saber  de su padecer, por temor unas, otras por el que dirán, el caso es que no tiene con quien hablar, con quien compartir un café por la tarde, una charla, una conversación, con quien hablar de cualquier cosa, con quien abrir su corazón  su dolor, su llanto, las dudas que asaltan su mente, sus preocupaciones, el alma de Esther es una bomba de tiempo.
Vecinos, conocidos, nadie, a causa de su enfermedad, Ester es una mujer marcada, relegada, sola, su propio pueblo la gente que la conoció, todos la abandonaron, mas aun durante mucho tiempo fue el tema de conversación , de burla, de señalamiento, muchas veces escucho el cuchichear detrás de si al pasar, los gestos de desaprobación, cuando transita por las calles las personas se apartan, espantadas, al principio fue doloroso, ahora después de doce años, ya se acostumbro a ello.. Si has estado sola en medio de mucha gente tal vez puedas comprender un poco lo que sentía Esther.
 Su fortuna se ha ido, engordo las billeteras de médicos, muchos de ellos, lo perdió todo, a fuerza se acostumbro a la pobreza, ella una vez adinerada, ahora a penas sobrevive, si ella sabe lo que es sufrir penalidades lo que es la miseria, pero ya no le importa, ahora ya no, lo dio todo por volver a estar sana y al no llegar esta, se frustro entro en una terrible depresión perdió su esperanza, sus deseos de batallar, simplemente se dejo caer derrotada.
Si quieres saber de soledad, deberías hablar con Ester, es experta en ello, pocas veces alguien vive tales niveles  de aislamiento, de ostracismo, sabe lo que es sentir el desprecio de la sociedad, de ver miradas de morbo y asco, de indiferencia, de pena. No puedes siquiera acercarte a sentir lo que son doce años sin un abrazo cálido, sin que te estrechen la mano, de querer  llorar en un hombro, de ver la gente pasar de acera cuando tú vienes.
Estaba desecha ya, internamente también, había conocido la frustración, la desesperanza, la angustia, la rabia ira dolor todo mezclado, su autoestima por el suelo, el abatimiento, del cansancio que te llega después de mucho batallar…. Había llegado al punto en que ya nada le importaba, ni siquiera morir, pues la muerte parecía más bien una amiga que le libertaria de todo ese dolor de esa miseria, de esa oscuridad perpetua….
Pero eso no era lo peor de su vida, me lo confeso, con asombro escuche y para mis adentros me dije ¿qué cosa peor pudo pasar? A ella le fue arrebatada su fe, de un golpe, sin posibilidad de reclamo, aquello que le podía dar fortaleza le fue prohibido…asistir al templo, a llorar al lugar donde su Dios la escuchara, a pedir un milagro, a recibir consuelo, a clamar, no Ester, no era recibida, intentar ingresar le garantiza la muerte por lapidación…esta alegada de la presencia de Dios, la religiosidad, las reglas, la ley la separan de quien podría darle consuelo.
Pero escucho del profeta de galilea, el hijo de un carpintero de Nazaret…de Nazaret quien podía imaginar que de ahí saliera algo bueno había pensado, algunos lo veían como un rabino, pero otros decían que era el mesías….el mesías prometido….y Ester recordó la promesa: que ese a quien le llamaban  el sol de justicia traería sanidad en sus tzit tzit, en su manto, pues el porta la presencia del Santo. Pues justo llegaba a su ciudad, ese Yashua.
Fue cuando paso, cuando sintió ese palpitar en su corazón, esa emoción, tan fuerte que la exalto y su cabeza ya solo pensó en eso, quería…no anhelaba deseaba, sentir y experimentar la presencia del Padre de su Rey, su Creador, sin importar el precio, aunque fuese un segundo saber que era estar delante del Altísimo. Y salió a la calle, encontrarlo fue sencillo, solo basto seguir el bullicio y la aglomeración de gente, se aprovecho de ello, se fue acercando, nadie la noto .De pronto tuvo la oportunidad y lo hizo, estiro su mano entre la gente y alcanzo el borde su manto…..algo paso por su cuerpo por su mente, su alma, sintió todo el amor, la benevolencia, el bien y la misericordia, el poder la sanidad, la paz como nunca en su vida, sin dudas, sin dolor, sin quebranto, sintió el abrazo de su Señor, aunque trato de explicarme no hubo palabras que pudiesen describir lo que fue ese momento sublime.
La voz que preguntaba : ¿Quién me ha tocado?, la regreso a la realidad, eso junto con el circulo que a su alrededor se hizo ,las miradas de horror de la gente y los gritos de ese maestro de la ley que gritaba: esta mujer inmunda toco a un rabino santo, debe ser apedreada esa es la ley, aseguro, religiosos que nunca faltan, temblaba su cuerpo y estaba asustada, no por su muerte inminente, no, ya no tenía temor, también de eso fue liberada ,su emocion fue por la experiencia que tuvo, como la de moisés en el monte al experimentar la benevolencia de Yahwe, si era cierto, ese Yashua era El, El Todopoderoso ,la amaba eternamente , se postro a sus pies, a los pies de su Señor y confeso … para escuchar esa voz que le dijo que era su fe la que la había sanado y nunca volvería a padecer de ella.
La presencia del Creador la había sanado, no solo de su cuerpo, le regreso su vida, su esperanza, su dignidad, su valía como persona, su valor como ser humano, su alegría gozo y agradecimiento , su vida sufrió una transformación total, así tenía que suceder, así debe suceder cuando un ser humano experimenta el toque de la presencia de su Hacedor. Que así suceda en tu vida. Amén.

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