Recuerdo cuando tenía serian unos siete u ocho años, la familia se había trasladado a un lugar nuevo donde mi padre había comprado una propiedad y construido una casa, en ella pase buena parte de mi niñez diría unos 7 años, en esa casa ubicada en una parte alta, en cuyo frente se extendía un enorme cafetal, de esos de antaño con sus árboles de fruta sus cercas sus matas de banano o guineo. No recuerdo bien las circunstancias pero para no entrar en conflictos con la memoria, diré que, sin tener en memoria el cómo, llegue a tener un perro, sin pedigrí ni raza conocida, lo que en mi país llamamos un zahuate, es decir un perrito mestizo, cuya raza ya esta mas perdida que el eslabón evolutivo.
Su nombre si lo recuerdo bien, podría ser por el enorme aprecio que llegue a tener por ese animal, tan noble y bueno, que siempre me recibía con el meneo de cola sus saltos alocados y esa alegría, esa que manifiestan los perros cuando llegan sus amos, de esa que le hemos dado en llamar lealtad, porque resulta a todas claras que, bien ejemplifica esa cualidad el cariño que nos regalan los animalitos. Pues bien, el nombre de mi perro era pitusa, se lo pusimos robándolo de un tipo que salía en un programa de televisión, de concursos, le llamaban a si y bueno, si, le endilgamos el nombre al can ese.
Un buen día, sin saber el motivo, alguien le enveneno, con mucho esfuerzo y un par de remedios caseros logramos salvarle la vida, bueno mi papa fue el que lo hizo dándole un bebedizo , pitusa vomito mucho y el veneno no logro matarlo, pero si se vio en apuros por no decir que , casi murió, así como fue mi pena sufrimiento y tristeza, lo fue mi alegría cuando días después logre verle de nuevo saltando feliz a mi encuentro nuevamente, supongo que, por eso, aun me encariñe mas con mi zahuate. Quien o porque causas hizo tal mal a un animal que no hacía daño a nadie?, ¿ acaso habría sido un accidente de alguien que quiso envenenar algún animal que hacia algún daño ? Es claro que la respuesta queda no sola en el pasado sino además en el misterio.
Muchas anécdotas debo tener con mi perro pero esta y la siguiente son las que más han quedado grabadas en mi recuerdo, la segunda aun más penosa y la que justamente me da pie para referirme al tema que quiero tratar, es sobre un acontecimiento aun mas trautamatico para mi vida, de verdad que así lo fue porque me mostro a mi escasa edad de siete años, las decisiones difíciles que deben de tomar se a menudo, que no son ni sencillas ni agradables pero que deben tomarse. De alguna manera pitusa un día apareció con los síntomas clásicos de la rabia, mi papa el mismo que le había salvado la vida un día, debió de tomar la decisión de sacrificar al animal, muchos podrán opinar que, se pudo salvar al animalito, pero para ese 1975, no había ni dinero para un veterinario y de pronto creo, que vacuna con el que salvarle.
Cuando se llevaron a mi amigo, corrí a mi cuarto, había visto el arma y sabia lo que pasaria, me tape los oídos lo mejor que podía, pero aun así, escuche la detonación, que con su ruido anunciaba que mi querido pitusa me dejaba para siempre. Sé que mi papa se sintió mal por ello, porque sabía del cariño que tenia por mi perro, también sabía que era un peligro inminente y ni las muchas lagrimas que derrame lograron hacerle retroceder de su decisión, hay cosas en la vida que son así, irreversibles, para un niño son difíciles de aceptar ? Creo que siempre, a lo largo de toda nuestra existencia habrá temas y situaciones que nos ponen en la misma situación de no aceptación de las cosas…a pesar de las lagrimas que pudieran derramarse, a pesar que no entendamos o que quisiéramos que no sucediera, deben pasar ...enfermedades, la muerte de algun ser querido, la perdida de algo valioso para nuestra vida y no se si usted, amable lector, hara como hice yo en esos dias, corriendo a nuestro cuarto emocional a taparnos los oidos o los ojos para no querer saber que sucedera aun cuando sabemos y conocemos ya, el desenlace que habra de ocurrir. También creo, que como le aconteció a mi padre, debemos de tomar decisiones aun cuando sean difíciles, que a veces el mal aunque grande será menor del que pueden provocar cuando no se decide uno a ejecutarlo.